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Crisis en las fronteras de México: Protestas, narcoviolencia y tensiones geopolíticas

Por Rodrigo Visssuet, 9 de junio de 2025

Las fronteras de México, tanto al norte con Estados Unidos como al sur en Chiapas, se encuentran en un momento de alta tensión. En Los Ángeles, California, las protestas contra las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) han escalado, mientras que en Chiapas, la violencia desatada por cárteles como el de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha generado un clima de inseguridad que trasciende fronteras. Estos eventos, que parecen alimentar un estado de agitación en ambos extremos del país, han levantado sospechas sobre si podrían estar siendo orquestados para desestabilizar la región, en un contexto donde la llegada del nuevo embajador estadounidense, Ronald Johnson, y la guerra comercial entre Estados Unidos y China añaden capas de complejidad a la situación.

Protestas contra el ICE en Los Ángeles: Una ciudad en ebullición

Desde el viernes 6 de junio de 2025, Los Ángeles ha sido escenario de manifestaciones masivas en respuesta a las redadas migratorias ordenadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Según reportes, al menos 42 ciudadanos mexicanos han sido detenidos en operativos del ICE, lo que ha desatado la indignación de comunidades migrantes y organizaciones como la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), que planea una protesta pacífica el 9 de junio en el centro de la ciudad. Las movilizaciones han derivado en enfrentamientos violentos, con la Guardia Nacional desplegando más de 2,000 efectivos, el uso de gases lacrimógenos y granadas aturdidoras, y reportes de vehículos incendiados y grafitis con mensajes como “Our City” en edificios federales.

El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, ha condenado las protestas violentas, afirmando que “los manifestantes violentos en Los Ángeles no representan al pueblo mexicano” y destacando la importancia de reforzar el Estado de Derecho. Sin embargo, un post en X de @UnnimediosMx, cuya veracidad no ha sido confirmada, sugiere que mafias mexicanas, venezolanas y cubanas podrían estar detrás de la violencia, lo que ha generado especulaciones sobre una posible manipulación de las protestas para exacerbar tensiones. Esta información, aunque no verificada, refleja el clima de desconfianza y polarización en torno a las políticas migratorias de Trump, que incluyen la amenaza de deportaciones masivas y la difusión de anuncios antimigrantes en México, calificados como “discriminatorios” por la presidenta Claudia Sheinbaum.

Chiapas: Un polvorín controlado por cárteles

En el sur de México, Chiapas enfrenta una crisis de violencia que ha convertido al estado en un campo de batalla entre el Cártel de Sinaloa y el CJNG. Según un informe de ACLED, México es el cuarto país con un conflicto armado más extremo en 2024, solo superado por Palestina, Myanmar y Siria, debido en gran parte a la fragmentación de los cárteles y su lucha por el control territorial. En Chiapas, esta “guerra civil de cárteles” ha desplazado a más de 4,000 personas en Tila y ha generado enfrentamientos que incluso han cruzado la frontera con Guatemala, donde autoridades reportan incursiones del CJNG.

La Guardia Nacional mexicana, empleada para contener tanto la migración como el crimen organizado, ha sido señalada por abusos, incluyendo la ejecución de migrantes en Chiapas. Esta situación ha llevado a agencias turísticas de Francia, Reino Unido y Bélgica a suspender viajes a la selva Lacandona, evidenciando el impacto internacional de la violencia. La escalada de inseguridad coincide con un aumento en la retórica estadounidense que vincula la migración y el narcotráfico, con figuras como el ex-senador Marco Rubio responsabilizando a los cárteles de “inundar” Estados Unidos con inmigrantes y fentanilo.

¿Una desestabilización orquestada?

La simultaneidad de las crisis en ambas fronteras ha generado especulaciones sobre si estos eventos podrían estar siendo manipulados para desestabilizar a México. La llegada de Ronald Johnson como embajador de Estados Unidos en México, un exmilitar con experiencia en inteligencia y relaciones con gobiernos de América Latina, ha avivado estas sospechas. Johnson no ha descartado la posibilidad de acciones militares unilaterales contra cárteles si la seguridad de ciudadanos estadounidenses está en riesgo, aunque enfatiza la cooperación con México. Su nombramiento, ha sido recibido con cautela en México, donde se teme que su experiencia en operaciones de seguridad pueda presionar por una mayor intervención estadounidense.

Por otro lado, la guerra comercial entre Estados Unidos y China aparece como un trasfondo clave. México ha superado a China como el principal socio comercial de Estados Unidos en 2023, beneficiándose de las tensiones entre Washington y Pekín. Sin embargo, Trump ha amenazado con imponer aranceles del 25% a las importaciones mexicanas si no se detiene el flujo migratorio y el transbordo de productos chinos a través de México. Estas medidas podrían debilitar la economía mexicana, que depende en gran medida de las remesas y el comercio con Estados Unidos. Algunos analistas, como Guadalupe González, sugieren que las políticas de Trump buscan no solo controlar la migración, sino también proyectar poder internacional y debilitar a México como competidor en el contexto de la rivalidad con China.

La respuesta mexicana y el papel de Sheinbaum

La presidenta Claudia Sheinbaum ha adoptado una postura de cautela y negociación frente a las presiones de Trump. En respuesta a las redadas en Los Ángeles, ha prometido apoyo a los migrantes mexicanos y ha criticado la retórica antimigrante de Estados Unidos, mientras aboga por una reforma migratoria integral. En Chiapas, su administración enfrenta el desafío de controlar la violencia sin ceder a la militarización impulsada por Estados Unidos, manteniendo el programa “Constructores de Paz” para prevenir el reclutamiento de jóvenes por los cárteles.

Sin embargo, la estrategia mexicana enfrenta críticas. Organizaciones de derechos humanos temen que las políticas migratorias de Trump, como la reinstalación del programa “Quédate en México” o el Título 42, se implementen con la complicidad de México, como ocurrió durante el primer mandato de Trump. Además, la falta de una respuesta contundente a la violencia en Chiapas podría exacerbar la percepción de debilidad institucional.

 Un juego geopolítico de alto riesgo

Las crisis en las fronteras de México no son hechos aislados, sino parte de un entramado geopolítico donde la migración, el narcotráfico y la guerra comercial entre Estados Unidos y China convergen. La llegada de Ronald Johnson como embajador podría intensificar la presión sobre México para alinearse con los intereses de Washington, mientras que las protestas en Los Ángeles y la violencia en Chiapas reflejan las tensiones sociales y políticas de una relación bilateral asimétrica. Si bien no hay evidencia concluyente de que estos eventos sean orquestados para desestabilizar México, las declaraciones de Trump y la retórica de su administración sugieren una estrategia de coerción que podría tener consecuencias económicas y sociales devastadoras para el país.

En este contexto, México enfrenta el desafío de proteger su soberanía y a sus ciudadanos, tanto en su territorio como en el extranjero, mientras navega las complejidades de una relación bilateral marcada por la desconfianza y la dependencia mutua. La pregunta sigue siendo si la diplomacia de Sheinbaum podrá contrarrestar las políticas de mano dura de Trump y mantener la estabilidad en un momento de incertidumbre global.