El fabricante chino BYD ha decidido retrasar la producción masiva en su planta de Szeged (Hungría), prevista para 2026, luego de evaluar los elevados costos laborales en Europa. Según fuentes consultadas por Reuters, la planta húngara operará por debajo de su capacidad (150–300 000 vehículos anuales) durante al menos los primeros dos años, con una producción estimada de decenas de miles en 2026.
En contraste, BYD acelerará el lanzamiento de su planta de Manisa (Turquía), cuyo inicio de operaciones está previsto para finales de este año y que, gracias a menores costos laborales, podría superar las 150 000 unidades anuales ya en 2026. Esta estrategia permite a BYD esquivar aranceles europeos (17 % por supuestos subsidios y 10 % estándar), ya que ambos países están en la unión aduanera de la UE.
Este giro demuestra el desafío de la política europea de atraer inversiones a través de aranceles: mientras impulsa inversiones, no siempre garantiza mano de obra barata y competitividad frente a Turquía.
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