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La Marcha “Gen Z”: ¿Despertar Generacional o Vieja Guardia con Nueva Bandera?

Miles salieron a las calles en 38 ciudades bajo el estandarte de la “Generación Z”. Sin embargo, un análisis profundo revela una mezcla de descontento genuino, operación digital millonaria y la sombra de la oposición tradicional.

Por: Rodrigo Vissuet

Fecha: 17 de noviembre de 2025

El sábado 15 de noviembre, México fue escenario de una movilización que, a primera vista, parecía marcar el despertar político de la Generación Z. Convocada principalmente desde redes como X y TikTok a través de la cuenta @generacionz_mx, la marcha se replicó en al menos 38 ciudades, desde la CDMX hasta Guadalajara, Monterrey y Puebla.

La ruta central en la capital —del Ángel al Zócalo— reunió a miles. El símbolo adoptado: la bandera pirata de One Piece, ícono global de rebeldía juvenil. Las consignas, cargadas de hartazgo real, resonaban fuerte: “Quiero vivir, no sobrevivir”, un grito contra inseguridad, violencia y corrupción.

Pero detrás del lenguaje digital y la estética centennial, el fin de semana dejó ver una trama mucho más compleja. El movimiento está lejos de ser totalmente espontáneo… y no tiene rostro exclusivamente juvenil.


 

🔎 Las Demandas: Descontento Real con Giro Político

 

El pliego petitorio de 12 puntos revela agravios legítimos: justicia pronta, seguridad, transparencia. El asesinato del Presidente Muncipal Carlos Manzo fue el detonante emocional que encendió el descontento previo.

Sin embargo, el documento escaló rápidamente hacia lo político. Su punto más polémico —y revelador— es la exigencia de “revocación inmediata del mandato” de la presidenta Claudia Sheinbaum, sin consulta ciudadana.

Con esto, la protesta dejó de ser únicamente social para colocarse como actor de oposición directa.


 

🔎 ¿Dónde Estaba la “Gen Z”?

 

Aunque la convocatoria llevaba su nombre, crónicas de medios como La Jornada y Los Angeles Times coincidieron en un punto:

la marcha no era predominantemente juvenil.

Había jóvenes, sí, pero también una amplia presencia de adultos mayores, “chavorrucos” y críticos habituales del gobierno.

La etiqueta “Generación Z” parece haber funcionado como una marca legitimadora para un descontento más amplio… y quizá más viejo.


 

🔎 La Trama Inorgánica: Bots, Magnates y Vieja Oposición

 

Aquí comienza el terreno de la operación política.

La administración federal, a través de Infodemia, advirtió desde días previos que el movimiento no era orgánico. Entre los hallazgos señalados:

  • Una campaña digital millonaria, estimada en más de 90 millones de pesos.

  • Millones de bots amplificando la convocatoria.

  • Actores empresariales, como Ricardo Salinas Pliego y Claudio X. González, impulsando la narrativa.

  • Figuras políticas de oposición (PRI, PAN), como Alito Moreno, Lilly Téllez y Vicente Fox, promoviendo abiertamente la marcha.

  • La participación de medios alineados a la derecha internacional, como La Derecha Diario.

 

Aunque los administradores de @generacionz_mx insisten en su carácter apartidista, la evidencia apunta al menos a una alianza estratégica entre el movimiento y la oposición tradicional.


 

⚠️ Violencia en el Zócalo: El Bloque Negro Toma Protagonismo

 

Pese a los llamados a la paz, la jornada terminó en tensión.

El “bloque negro” se hizo presente y se enfrentó con las fuerzas de seguridad que resguardaban Palacio Nacional, fuertemente vallado.

Las vallas cayeron; la policía respondió con extintores y gases.

El saldo: más de 100 policías heridos y al menos 20 detenidos.


 

📉 La Batalla por el Hartazgo

 

Lo ocurrido este fin de semana es más complejo que un simple “montaje de bots”.

Sí, hay hartazgo real —especialmente entre jóvenes— frente a la inseguridad y la violencia. Ese malestar es el combustible genuino.

Pero lo que vimos fue una disputa por apropiarse del descontento.

La vieja guardia política y económica intentó encapsular ese hartazgo bajo una estética juvenil para disputar el espacio público al gobierno. La “Generación Z”, en esta marcha, fue más un estandarte en disputa que un sujeto colectivo homogéneo.

La pregunta que queda es profunda:

¿Construirá la juventud un movimiento propio y autónomo?

¿O su descontento seguirá siendo instrumentalizado por una oposición que carece de base juvenil pero necesita desesperadamente una nueva cara?

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