Por Niet :- Soy Nieth, psicóloga especializada en ciencias contemplativas y Mindfulness, apasionada de la vida, de la Re Evolución Humana y del Sexfulness.
En el escenario contemporáneo, la búsqueda del éxito ha sido confundida, peligrosamente, con la acumulación de bienes. Las élites del mundo —desde empresarios hasta jefes de Estado— han jugado esta partida durante décadas: cuanto más tengo, más valgo; cuanto más conquisto, más feliz soy. Y, sin embargo, las estadísticas muestran una verdad inquietante: el aumento del capital no conlleva un aumento sostenido en el bienestar emocional. Las curvas del crecimiento económico no coinciden con las de salud mental, plenitud o sentido de vida.
Esta disonancia ha llamado la atención de mentes brillantes como Richard Davidson, neurocientífico de la Universidad de Wisconsin, quien lleva décadas explorando el vínculo entre emociones y cerebro. En sus investigaciones, ha demostrado que los estados mentales pueden entrenarse, igual que se entrena el cuerpo o se aprende un instrumento. La neuroplasticidad no es ya una promesa lejana, sino un campo fértil en el que cultivar la compasión, la atención plena, la ecuanimidad y la alegría verdadera.
No es casualidad que Davidson haya trabajado de la mano con personas como Matthew Ricard, el monje budista francés conocido por los medios como “el hombre más feliz del mundo”. Su cerebro, analizado en condiciones de laboratorio, mostró una activación inusualmente alta en regiones asociadas con el bienestar. Pero el dato más potente no es ese: Ricard, antes de retirarse al monasterio, fue científico, empresario, filántropo, conferencista. Es decir, logró articular una vida de sentido, abundancia y entrega a través de una mente entrenada.
En su visita a México, Davidson participó en un evento impulsado por la Fundación Rockefeller, convocado para abordar el futuro del bienestar global. Ahí, entre diplomáticos, neurocientíficos y pensadores, el maestro M. fue invitado por la Dra. Concha Pinos a ofrecer una sesión de terapia psicocorporal a Davidson aunque estuvieron preguntando sobre está terapia, nuestro maestro nos pidió discreción, por lo que no podremos revelar que pasó en esa sesión, aunque a nosotras en confianza nos contó de la magia, pero nos pidió resaltar en vez de ese encuentro la relevancia de que la fundación Roquefeler se interesará en sus descubrimientos. Este gesto, discreto pero simbólico, revela una verdad profunda: incluso quienes mueven las piezas del tablero mundial están buscando caminos internos de paz y realización.
¿Por qué este viraje? Porque las élites han comprendido algo esencial: el dinero no resuelve el vacío existencial. Puede camuflarlo, puede embriagar el ego, pero no puede callar al alma. Sin realización interior, el capital se convierte en fuente de estrés, envidia, aislamiento y adicción al poder. El liderazgo sin conciencia ha demostrado ser destructivo: para el planeta, para los vínculos humanos, para el tejido emocional de las nuevas generaciones.
Aquí es donde la ciencia se une a la sabiduría ancestral: el cerebro, al igual que el espíritu, puede afinarse. Lo que cultivamos con la atención se convierte en hábito; y lo que repetimos como hábito se convierte en identidad.
Este artículo, lejos de negar el valor de la prosperidad, busca ampliar su definición. Una persona verdaderamente rica es aquella que sabe con quién comparte su tiempo, cómo cuida su mente, y por qué se levanta cada mañana. Esa riqueza —el sentido— es la única que resiste las crisis, los mercados y la muerte.
En la siguiente entrega, será Kali quien profundice en las consecuencias de una cultura dominada por la competencia, la explotación y el modelo falocéntrico de “éxito” y de la enfermedad del antropocentrismo. Pero antes de eso, queda sembrada aquí la semilla: la alegría no es felicidad, y el consumo no es realización.
Estamos ante una posibilidad civilizatoria: entrenar el alma tanto como entrenamos el cuerpo, cultivar el estado interior con la misma disciplina que se cultiva una empresa. Los grandes líderes del mundo han comenzado a comprenderlo. La pregunta es: ¿cuándo lo hará el resto?
aquí quiero volver al título de mi artículo.
¿Por qué el dinero no garantiza la felicidad?
Una exploración sobre lo que sí la cultiva.
En los últimos años, hemos visto cómo empresarios, filántropos, artistas, científicos y líderes de opinión de todo el mundo —como Richard Davidson o Matthieu Ricard— han comenzado a hablar abiertamente sobre algo que hasta hace poco parecía exclusivo de monjes tibetanos: la felicidad como cultivo de la mente.
Y sin embargo, todavía hoy, millones de personas en el mundo siguen creyendo que la felicidad vendrá después de una cuenta bancaria llena, de una pareja ideal o de un título profesional. La realidad nos muestra algo distinto: nunca habíamos tenido tanto acceso a bienes y servicios, y, sin embargo, los índices de ansiedad, depresión y suicidio están en su punto más alto. ¿Qué está fallando?
Lo que hemos confundido es la alegría con la felicidad. Y eso ha sido una trampa.
La alegría es una emoción, momentánea. La felicidad, en cambio, es una práctica continua y cultivable, como un jardín interior que puede florecer en cualquier terreno. Por eso, personas que lo tienen “todo” pueden sentirse vacías, mientras que otras, en situaciones adversas, logran irradiar una paz y una plenitud envidiables.
Este conocimiento no es nuevo. Ha estado con nosotros desde hace milenios en las grandes escuelas de sabiduria humana, que el sistema religioso dominante nos hizo creer misticismo, tanto de Oriente como de Mesoamérica. Lo nuevo es que hoy, la ciencia lo ha comenzado a confirmar: cultivar estados mentales positivos modifica literalmente nuestro cerebro, fortalece el sistema inmune, alarga la vida, mejora las relaciones, reduce el estrés y, en palabras de Davidson, “nos entrena para responder con sabiduría en lugar de reaccionar desde el miedo”.
Pero, ¿cómo se cultiva?
La herramienta más poderosa de esta revolución silenciosa es la meditación.
Gracias a los estudios del Centro para la Investigación de Mentes Saludables, fundado por Davidson en la Universidad de Wisconsin, y apoyado por organizaciones como Atentamente México, sabemos que la meditación modifica las ondas cerebrales, regula la emocionalidad y fortalece nuestra capacidad de atención plena, gratitud y compasión. Empresas en todo el mundo la están implementando como parte de su cultura laboral, conscientes de que trabajadores emocionalmente saludables producen más, se enferman menos y generan entornos colaborativos.
Sin embargo, en nuestro camino como escuela hemos descubierto que no toda meditación lleva al mismo lugar. Existen prácticas que transforman la mente, y otras que transforman la vida entera.
Esa es la diferencia cuando se incorpora la ritualidad, el trabajo con símbolos, el cuerpo, la emoción y la intención. Como lo enseñó Alejandro Jodorowsky con su psicomagia, la acción simbólica puede tener un efecto más profundo que la comprensión intelectual, porque habla directamente al inconsciente y reconfigura el relato interno de quien la realiza.
Este es el corazón de las prácticas de nuestra escuela TEOCALLI infinito, y el motivo por el cual muchas personas —incluso en ámbitos de alta exigencia como la medicina, la política, las artes o la diplomacia— acuden a Lilith, Smyth y Kali, tres de nuestras representantes más comprometidas con el desarrollo humano. Todas han sido formadas por el maestro M, quien fue invitado por la doctora Concha Pinós a ofrecer terapia psicocorporal a un científico del nivel de Richard Davidson durante ese evento del grupo Rockefeller sobre salud mental y paz social. Aunque no le interesa la fama, su trabajo ha comenzado a resonar en espacios de élite, y con razón: sus resultados son palpables, a título personal mi propia Re Evolución es testimonio, no tengo palabras para expresar como cambie como ser humano y desde mi, todo mi entorno mejoro al ser reflejo de mi consciencia.
En nuestra escuela, la contemplación es activa, ritual, empoderadora. Es una vía de transformación energética y espiritual. Se asemeja a las antiguas rutas tántricas: no camina paso a paso, sino que genera saltos cuánticos, cortes radicales con viejos patrones, reprogramaciones emocionales a nivel profundo. Es el arte de encarnar una nueva visión de ti mismo, no solo entenderla, mover tu punto de encaje como decía Jacobo Grinberg o Castaneda.
Y así como hay quienes buscan alterar su conciencia con sustancias psicodélicas o plantas sagradas, nosotros aprendimos que el verdadero viaje interior puede hacerse también sin químicos, simplemente con energía vital, visión profunda y práctica intencionada, somos la fuente energética de los químicos que transforman la realidad. Porque la conciencia se expande también desde dentro.
Este artículo es apenas una introducción.
La próxima semana, Kali —la más aguerrida y contestataria de nuestras voces— nos hablará sobre cómo el modelo patriarcal, competitivo y devastador está destruyendo el planeta y enfermando nuestra alma colectiva. Su voz será un llamado urgente. Pero hoy, yo, Nieth, solo quiero sembrar en ti una pregunta:
¿Y si la felicidad no se encuentra, sino que se cultiva?
Rituales para Cultivar la Felicidad
El cultivo de la felicidad no es una utopía, sino una práctica. Esta semana ha sido muy especial, no solo porque estamos dedicando este ciclo a conectar con el arte de ser felices y además vivimos el día fuera del tiempo, que es como el año nuevo Maya, esta semana fue poderosa para las tradiciones espirituales originarias porque en el corazón de nuestra tierra, en la antigua México Tenochtitlán, se celebraron los 700 años de su fundación. Este acontecimiento histórico unió a distintas corrientes de la mexicanidad, creando nuevas alianzas y fortaleciendo el llamado a volver a nuestras raíces, al legado sabio y profundo de la civilización del Cemanáhuac.
Desde esa sabiduría, el bienestar no es solo individual, sino también colectivo, y no se separa de los ritmos naturales que nos sostienen. Por eso, en este tránsito energético, compartimos contigo tres rituales para cultivar la felicidad. Dos de ellos son personales, y uno es para vivirlo en comunidad.
Acompáñalos con intención profunda, con presencia total, y con la certeza de que cada acción sembrada con el corazón, tiene el poder de transformar tu realidad.
Ritual Personal con Plantas: “Infusión para Sonreír desde el Alma”
Ritual:
Antes de beber si ya tienes tu Tlaltecuihtli (altar sagrado) en casa enciende incienso, coloca una flor y prende una vela (( si no sabes cómo crear tu Tlaltecuihtli envía un mensaje)), lleva la taza al corazón y declara:
“Hoy decido regar la semilla de la dicha. La vida está en mí, y yo soy el fruto más bello que puedo cuidar.”
Bebe en silencio, visualizando cómo esa luz recorre todo tu cuerpo.
Repite durante siete días al despertar.
Ritual Personal de Movimiento: “Danza de lo que Me Hace Bien”
Este ritual es simple, pero profundo. Necesitas solo un espacio donde te sientas libre. Pon música suave, o tambor, o simplemente escucha tu respiración.
1. Comienza tocando tu pecho con ambas manos, y da las gracias por estar vivo.
2. Recuerda momentos en los que te sentiste verdaderamente feliz.
3. Acompaña esos recuerdos con movimientos espontáneos. Deja que tu cuerpo los exprese.
4. Si lloras, ríes o sientes nostalgia, no detengas nada. Deja que todo sea parte del movimiento.
5. Finaliza haciendo un gesto de ofrecer lo vivido al cielo y a la tierra.
Este ritual te entrena en volver a encontrar los códigos del gozo en el cuerpo, devolviendo el flujo a tu energía vital.
🔥 Ritual Comunitario: “Fuego de la Dicha Compartida”
Convoca a tu comunidad cercana, familiares o amigos. Enciendan juntos un pequeño fuego o una vela central si están en interior.
Cada persona deberá llevar un objeto o símbolo que represente un momento feliz vivido en el último año.
Se hace una ronda donde cada quien comparte su símbolo y dice en voz alta:
“Esto quiero multiplicar en mi vida y compartirlo con quienes amo.”
Al final, todos los símbolos se colocan en círculo alrededor del fuego y se cierra con una danza, canto o palabra de bendición colectiva.
Este tipo de ritual enciende el alma colectiva y crea una red emocional resiliente, elevando la frecuencia de todo el grupo.
🌽 Una Señal del Cielo
Este momento del calendario solar también nos prepara para el siguiente gran portal energético del 1° de agosto: Xilonenimelixli, la fecha del maíz tierno. Marca el inicio de las cosechas tempranas, y nos invita a hacer una selección consciente de los mejores frutos de nuestra vida, de nuestras relaciones, de nuestras decisiones, y de las semillas que queremos seguir cultivando hacia el futuro. Es tiempo de valorar lo que hemos logrado y elegir, con madurez, lo que merece permanecer, ya puedes ver el vídeo de la celebración y preparar tus elementos para festejar con toda la tribu de Jade.
🔮 Próximo artículo
La siguiente semana abordaremos los secretos de Kali, la gran madre transformadora que, al igual que nuestras antiguas deidades, nos muestra que destruir lo que ya no sirve también es parte de la danza de la felicidad.
La vida no se trata solo de construir, sino de saber cuándo dejar morir.
¡Te esperamos para seguir caminando juntos hacia tu dicha más profunda!
– Soy Nieth, psicóloga especializada en ciencias contemplativas y Mindfulness, apasionada de la vida, de la Re Evolución Humana y del Sexfulness
Escribe tus preguntas y haz contacto, nos leemos pronto.
