Volvo Cars, propiedad mayoritaria del conglomerado chino Geely, ha comenzado esta semana un proceso de despidos en su Centro de I+D ubicado en Shanghái. La medida forma parte de un plan global anunciado en mayo para recortar alrededor de 3,000 empleos, principalmente administrativos, como respuesta a la caída constante de ventas y presiones económicas mundiales .
Según Jiemian, la reducción afecta desde un 10 % hasta el 70 % de los equipos de investigación, ingeniería y cadena de suministro en Shanghái. Esta acción se suma al programa de ahorro por 18,000 millones de coronas suecas (unos 1,900 M USD), enfocado en recortar personal “white‑collar”, con el objetivo de mejorar la eficiencia operativa.
La reestructuración ocurre en un contexto de ventas globales en descenso: en junio se reportó una baja del 12 % con un desplome del 26 % en vehículos totalmente eléctricos. Los motivos incluyen tensiones arancelarias, costos elevados y menor demanda, especialmente en el segmento EV. En respuesta, Volvo también ha postergado la producción en su planta en Eslovaquia hasta 2027, ajustando su estrategia industrial.
Este movimiento coloca a Volvo al nivel de otros gigantes automotrices, como Mercedes-Benz, que también han reducido personal en China. Los despidos no solo buscan recortar costos, sino también reorientar la empresa hacia una estructura más ágil y resiliente en un mercado global desafiante .
Volvo reduce su plantilla en Shanghái como parte de una estrategia global para enfrentar caídas en ventas y costos crecientes. La compañía busca optimizar operaciones y mantenerse competitiva en el complejo panorama de la industria automotriz.
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